Mis escritos...

Hola a todos! ¿Como están? Yo últimamente ando muy ocupada, ya saben todo esto del fin de año, las fiestas, el trabajo, la familia todo se junta y hace de las suyas con el tiempo. Pero ahora me puedo hacer un lugarcito y traerles algunas cosas que escribí hace tiempo y subí a este blog, pero sin querer borre la entrada casi rompo algo cuando me di cuenta. Para colmo esa entrada me llevo mucho tiempo hacerla porque no tengo mis escritos en ninguna computadora porque escribo en cuadernos a la antigua lo que es mejor, pero tiene sus contras, como tener que estar copiandola otra vez en formato digital.
Como sea, les traigo estos mini relatos y quiero que me den su opinión, acepto cualquier critica que me quieran comunicar. Mas que nada para saber que tengo que mejorar en mi escrituras. Asi que espero sus comentarios. Sin mas acá les dejo mi escritos...

El fuego era la única salida. Sintió que su mente era la de un piromaniaco, de pronto el fuego era la respuesta a todos sus problemas. Intento entrar en razón pero no había dudas, era el fin. Miro una vez mas a su alrededor, la oscuridad era tan espesa que apenas podía ver mas allá de un par de pasos de el. Lo único que distinguía, gracias a la poca luz de la luna, eran unos árboles, aquí y allá, tan negros como las sombras que lo atormentaron durante tanto tiempo.
Dio vueltas sobre si mismo pero a donde sea que dirigiera su mirada siempre era el mismo paisaje. Escucho pasos y voces, en muchas direcciones, cada vez más y más cerca. Solo atino a sacar su puñal. De la oscuridad salieron miles de encapuchados a la vez, pero solo reconoció a uno. Evan lo apunto con la mano, y contra su voluntad el puñal le toco la garganta.
-Al enemigo hay que perseguirlo hasta que se suicide. – dijo Evan, con sorna en su voz.
De pronto todo se ilumino. No supo como, pero mientras el puñal le rasgaba la piel del cuello, el fuego en su interior se extendió hacia todo su cuerpo y mas allá de el. Todo lo que podía ver era una mezcla de naranja, rojo y amarillo. Una vez más ardió en llamas como lo había hecho antes para escapar. Solo que esta vez no lo podía controlar.

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Era una noche como cualquier otra. La cena estaba lista, cena para dos, pero el comía solo. La luz de las velas deberían haber hecho que el lugar luzca mas romántico, en cambio le daba un toque lúgubre a la desdicha de Alex.
Esa misma mañana habia recibido una carta que cambiaría su vida feliz a lo que sea que ahora era su vida. El sendero frente a su casa estaba lleno de hojas en tonos marrones, amarillos y naranjas. El otroño llevaba ya media vida en este año y ya casi habia terminado de despojar a los arboles de su cabellera. Alex nunca había pensado que las hojas eran para los arboles lo que para nosotros serian los cabellos, era una idea que había dicho Luz. La mujer de la carta. Una vez mas recordó a la carta, el comienzo de todo su sufrimiento había estado esperándolo entre todas las hojas caidas. Era un destello blanco entre todo ese follaje otoñal. La imagen le habia parecido esperanzadora. El no sabia porque le habia parecido, pero asi fue. Solo luego de leerla se dio cuenta de que habia sido un completo error haber pensado eso.
El contenido del sobre no tenia mas que sufrimiento, y en contradicción con lo que había pensado, la mas absoluta desesperanza. En esos párrafos de letras negras sobre el fondo blanco estaban las lineas de lo que podrían haber sido mil flechas lanzadas directo a su corazón. Porque asi fue como se sintio. Mil flechas que se precipitaban a su pecho, cada una mas filosa y profunda que la anterior. Lo primero que pensó al leerlas era que todo fuese mentira; que solo sea una broma de mal gusto, es mas esperaba con ansias que Luz salga de detrás de algún árbol y se le ria en la cara, lo abrace y le diga que lo ama. Pero mientras pasaban los minutos nada de esto sucedió.
Asi que todo era verdad. Lo único que atino a hacer fue patear con todas sus fuerzas la primera piedra que tenia en el camino. Esta salio volando tan rápido después del golpe que se estrello contra el osico de Rita, su perra. Después de pedirle perdón repetidas veces camino hacia el interior de la casa donde la cena lo esperaba.
Y ahi estaba ahora, a punto de comer lo que debería haber sido talvez la noche mas feliz de su vida ahora solo era una noche normal, un tanto triste, pero normal. Alex respiro profundo, hiso caso omiso de la pequeña caja que tenia en su bolsillo, tomo el tenedor y el cuchillo; y así sin mas comenzó a comer.

Bueno espero que les gusten y me dejen sus comentarios con las criticas.

¡Un beso enorme!